La suma total de las experiencias acumuladas en la meditación debería ser que la persona descubriera sus fortalezas y sus debilidades y quedara en paz consigo misma - sin juicios. Factores tales como estar casado o soltero, con trabajo o jubilado, rico o pobre, con buenos negocios o apenas sobreviviendo con un trabajo de medio tiempo, son insignificantes para la búsqueda de la plenitud. Lo que sí es esencial es que la persona diseñe su vida de forma que expanda su consciencia y aumente su fuerza, para responder con verdad y con ética a las diarias exigencias de la vida, del trabajo y de sus relaciones con otros.
- Marcia Sinetar - Gente Común Como Monjes y Místicos.
Al ir progresando, vemos que forzar una unión con la Divinidad es imposible, y que no alcanzaremos la iluminación cumpliendo con una larga lista de “cosas que hacer”. Uno no friega, lava y plancha el camino para llegar a la presencia de Dios y merecer la transformación. Estamos demasiado obstruidos por la preocupación de “mejorar”, o de tener esta o aquella experiencia directa...
- Marcia Sinetar - Camino sin Palabras
La meditación es casi como invitar a Dios a entrar en nosotros, por así decirlo, o para que se nos dé a conocer. No es un intento de alcanzar a Dios, ya que Dios es Omnipresente. Donde está Dios, yo estoy; donde yo estoy, está Dios, ya que somos uno. Así que no hay necesidad de tratar de alcanzar a Dios; el propósito es permanecer quietos y dejar que la consciencia de Dios nos impregne. La actividad proviene siempre de Dios hacia nosotros. Nosotros no intentamos alcanzar a Dios. Lo que hacemos es empezar con el entendimiento de que donde yo estoy, Dios ya está. Por lo tanto, lo que buscamos es un estado de quietud en el que conscientemente reconozcamos esa Presencia. La Presencia ya está: en la enfermedad o en la salud, en la pobreza o en la abundancia, en el pecado o en la pureza, la Presencia de Dios ya está aquí siempre. No hay que buscarla o esforzarse por alcanzarla. Empecemos con el entendimiento de que Dios es, Dios está donde yo estoy, y yo y el Padre somos uno. En tal convicción, reposa e invita al Padre a revelarse: “Hablad, Señor. Vuestro siervo os oye.” Esa es realmente la función principal de la meditación.
- Joel Goldsmith -
No aprendemos al huir del mundo, ni de situaciones, ni al volvernos ermitaños o alejarnos de las cosas mundanas. Más bien aprendemos a encontrar una pacífica soledad dentro de nosotros mismos, en dondequiera que nos encontremos o con quien estemos.
- Meister Eckhart -
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